viernes, enero 21, 2011

automatismo

No sé dónde ira mi palabra, a quién buscará en las sombras de la comunicación quien dejará que la lluvia de mi discurso le cale. Es viernes y mi mundo se encuentra vacío de grandes emociones. Crecen lilas y el arroyo del alma borbotea a un ritmo cardiaco monótono. La basura de los años sigue sin cambiar, y un fantasma me pincha en el pecho cada vez que recuerdo su nombre, pero mi móvil permanece en sombra y silencio, y yo pienso que una pasión debe tener música y que mi discurso y palabras deben recoger montones de pétalos para reagalar a ciegos, tristes, niños, minusválidos, emigrantes, depresivos.... Ahí va mi palabra suelta como caballo en pradera.