sábado, agosto 29, 2009

Sabado pasado por cuarenta grados, sábado en el que mi tata hace paella como en los chiringuitos de Levante, no quiero mirar de cocina hacia dentro, mi cocina mental está llena de cachivaches que tengo que ordenar, y no comerme antes las horas crudas para que no duelan, horas que no cocino para nada, ni tampoco las tomo fritas...¡¡¡esta cocina mía!! no cocina ni verduras, está desarbolada.

Acudo a los cuentos, pero me salen sin sangre, solo suero y líquido de los que escurre el ocio, no debo tener muchas ganas de matar el tedio, sino vivir simplemente con tacones de charol rojo, medias negras de invierno, cinturón también rojo, y mis pestañas al viento de la tarde llenas de rimel esperando la locura de los años veinte, quizá los treinta, fueron más felices, eso, los treinta... Y parar con un puto martillo el reloj del tiempo, o acelerarlo, pues los obituarios están llenos de esperanza, esos obituarios en blanco y negro que matan los colores del muerto, cuando están es una etapa feliz. No se enteran de como va la bolsa ni la crisis.

Mientras que la mañana hace mutis por el foro, me tomo un tinto de verano, y mi gato, me mira a los ojos, esperando ¿qué? ... Y yo ¿qué espero?

BOHEMIA

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